Los roles de los miembros de un grupo se van asumiendo y ajustando acorde a la dinámica de la tarea. Muchas veces ya están definidos de antemano por el puesto que nos toca ocupar. Si llevamos a un grupo a una tarea lúdica es muy probable que se generen oportunidades para algunas personas de mostrar un rol distinto del que tienen todos los días.
Podemos sorprendernos y descubrir a quienes están “tapados” y generar nuevas experiencias que beneficiarán la tarea cotidiana.
Los juegos nos motivan a interactuar, a relacionarnos con los otros. Cada jugada que hacemos habla de quienes somos, cada jugada que hacen los demás, nos permiten saber a quién tenemos enfrente.
A veces hay que dar vuelta el tablero y jugar con las fichas del “oponente” para saber cómo se siente estar en su lugar
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